sábado, 27 de agosto de 2011

Resumen "la mansion de araucaima"

La mansión de Araucaíma

El guardián
Era soldado, mercenario pagado por gobiernos y personas de vida un tanto dudosa. Frecuentaba muchos bares, se llamaba Paul.
Le faltaba un brazo y hablaba correctamente 5 idiomas. Olía a un tipo de plantas dulce amargas de la selva; las cuales al cortarlas esparcían un olor tanto molesto. Cuando llego a la mansión fue asignadas las llaves de todas las habitaciones de la mansión, además de eso nadie en la mansión ni siquiera el dueño, tomaba algo de algún lugar sin pedírselo a él.
El dueño
Era gordo o más bien colosal, había algo de de flojo y al mismo tiempo blando sin ser grasoso, se llamaba Graciliano pero todos lo conocían por don Grací. Decía haber obtenido la mansión por herencia de su madre; pero la verdad  cayó en sus manos por ciertas “trincas” legales.
Acudía a la masturbación a la hora del baño, en su juventud fue expulsado de muchos lugares públicos por acentuarse con los jóvenes.
El piloto
Había sido aviador de una aerolínea que fue fundada por unos de sus viejos compañeros de la escuela militar de aviación. Fue contratado por don Graci, para exterminar una plaga que amenazaba con destruir sus naranjos y limosneros.
Tenía bigotito, frente estrecha, pelo oscuro, recio y abundante, se llamaba Camilo.
La machiche
Tenía piel blanca, amplios senos caídos, vastas caderas y grandes nalgas, ojos negros, pómulos anchos y ávida boca.
Vivía en el fondo de la mansión, y era la encargada de todas las labores domesticas.
Sueño de la machiche
La contrataron en un hospital que estaba en medio de un lago, crecían una especie de plantasen los corredores y salas; su labor era arrancar todas las plantas, de un momento a otro el piloto sale de un balcón cerca de donde ella estaba trabajando y la empieza a seducir con mucho respeto; el hombre se va ella sigue su labor, y al final el doctor la felicita por su tabajo.
El fraile
Todos lo conocían como el <<fraile>> ya que nadie supo nunca su nombre. Era hermoso y era consciente de su gran prestancia física.
Sueño del fraile
Estaba en un corredor, cruzaba una puerta y entraba al mismo corredor anterior, pero con la diferencia que él pensaba que el primer corredor era soñado y el segundo era real; y así siguió sucesivamente, hasta que en un momento ascendió brevemente a la vigilia y pensó que eso también es una forma de rezar el rosario.
La muchacha
La muchacha fue la víctima. Tenía diecisiete años y llego una tarde en bicicleta a la mansión; el primero en verla, en “recibirla” fue el guardián. Se llamaba Ángela.
Sueño de la muchacha
Estaba montado bicicleta entre los limosneros y luego entra a una iglesia vieja y abandonada que encuentra, recorre toda la iglesia en bicicleta hasta que encuentra una estatua con luces encendidas, era el dueño con vestidos de mujer, y luego el abuelo del sirviente le dice que “ella perdonara los pecados de todos y enciende una veladora.” 
El sirviente
Cristóbal, era el sirviente, un haitiano gigantesco que no hablaba bien y se movía en silencio como un primate, compraba los alimentos en el supermercado de la urbanización vecina la del hotel y bajada a vender los limones y las naranjas a los mayoristas que aparecían en la estación de tren.
Los hechos
La noche anterior Ángela estaba hablando con la mmachiche y a la mañana siguiente el guardián encontró el cuerpo de Ángela colgada de una de las vigas en el cuarto de aparejos, ella se ahorco pateando una silla para quedar colgada.


POR FERNANDO R. LAFUENTE
La renuncia de Menem a cumplir con el calendario y asumir su responsabilidad como candidato en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales es la más brutal metáfora de cómo una clase política entiende la función democrática en Argentina. Es en el último rostro de Menem, un martes y trece, en donde se muestra la verdadera faz de una generación de políticos que lo tuvo todo para regenerar Argentina, tras una dictadura salvaje, y sin embargo han traicionado -peronistas, radicales y demás- a la nación y a su gente. Han esquilmado los bienes, han envilecido la función política, han mentido respecto a sus promesas electorales y han perdido dos décadas formidables para consolidar y transmitir a los ciudadanos que la democracia es algo más que un puñado de cargos públicos obtenidos por los votos. En resumen, hicieron de la corrupción el fundamento de la política. Y en el centro del laberinto los nombres de Menem, De la Rúa y Duhalde.
Por ello, la renuncia de Menem sólo añade mayor inestabilidad a una situación infernal, insoportable. Una pintada en Buenos Aires estos días explicaba mejor que cualquier análisis el estado de ánimo de los argentinos: «Si gana alguien, me voy». No quieren a ninguno que venga del oprobio de estos años malos y miserables.
El pobre Kirchner, tutelado por el inesperado y oculto triunfador de estas elecciones, Eduardo Duhalde, accede a la presidencia con el 22 por ciento de los votos; es decir, en medio del escarnio general. Menem, antes que pensar en el futuro estable y regenerador de su país, ha pensado en su hacienda política y en la otra; Duhalde, antes que pactar una profunda regeneración de la vida política argentina con el resto de las agrupaciones y partidos a la manera de los Pactos de la Moncloa españoles, ha preferido colocar a un desconocido, y dudoso peón, para seguir en la arena y con la mano en la bolsa.
Sólo queda la lejana, casi utópica esperanza de que gentes como López Murphy, tras el más que esperable escándalo de esta presidencia escuálida que ahora se anuncia, y un grupo de jóvenes y valiosos políticos argentinos recuperen para todos los ciudadanos y para la nación entera la dignidad que un gran país como Argentina se merece. Mientras tanto, continuará la farra del prófugo Menem, de la marioneta Kirchner, del mediocre Duhalde
Poeta y narrador colombiano. Nació en Bogotá aunque pasó parte de su infancia en Bélgica y desde la década de 1960 reside en México. Empieza muy joven a colaborar en revistas literarias y publica su primer libro de poemas, La balanza, en 1947, en colaboración con Carlos Patiño. Los elementos del desastre (1953) es un poemario donde aparece por primera vez su emblemático personaje Maqroll el gaviero, uno de los grandes hitos de la literatura en lengua española de este siglo. Hacia 1960 inicia un viraje hacia la prosa, con Diario de Lecumberri, escrito en la cárcel mexicana del mismo nombre. En 1973 publica la novela La mansión de Araucaíma y recoge sus poemas desde 1948 a 1970 en Summa de Maqroll el gaviero. En 1983, se le concede el Premio Nacional de la Literatura de Colombia. Entre sus otras obras en prosa merecen destacarse La nieve del almirante (1986), que recibió en Francia el premio a la mejor novela extranjera, Ilona llega con la lluvia (1988), Un bel morir (1989), La última escala del Trump Steamer (1990), Amircar (1990) y Abdul Bashur, soñador de navío (1991). Tanto en poesía como en narrativa, Mutis utiliza un lenguaje discursivo, lleno de imágenes y sugerencias del más allá, con Maqroll como testigo de tragedias de muerte y degeneración.

3 comentarios: